Nous découvrons donc au gré de nos balades les différents quartiers du centre historique de la ville. Nous parcourons d'abord les rues du quartier de Monserrat où se trouvent la plupart des édifices important de Buenos Aires,
En bons touristes, nous visitons enfin le quartier populaire de La Boca, rendu
Bien que l'on finisse par se sentir bien dans cette ville, Buenos Aires n'est pas notre maison et, après une semaine passée à arpenter les rues de la capitale argentine, il est enfin temps pour nous de remballer toutes nos affaires dans nos grands sacs postaux et de repartir pour la France où nous attendent familles et amis. Et bien que nous ayons hâte de les retrouver, c'est avec un gros pincement au cœur que nous montons dans l'avion qui nous emmène loin de l'Amérique du Sud et qui marque la fin de cette aventure.
Llegamos de madrugada a Mar Del Plata, inmensa ciudad costera de la costa Atlántica. El choque es terrible, después de haber pasado varias semanas vagabundeando por los caminos de la Patagonia, estamos un poco perdidos en esta ciudad de más de 500 000 habitantes que ve a su población más que triplicarse durante el período estival. Afortunadamente para nosotros el invierno ya esta llegando y la ciudad, abandonada por los turistas, nos ofrece algunos días de descanso antes de irnos para Buenos Aires y el regreso a Europa. Vagamos durante unos días a lo largo del océano entre los grandes edificios y las inmensas playas desiertas. ¡ Aprovechandonos de estos pocos días para reanudar con la civilización moderna, aquí ya no se trata de cocinar en el fuego o de lavarse con agua fría !
Esta etapa, aunque facultativa, terminara siendo esencial ya que nos ha permitido disfrutar de algunos momentos de calma antes de llegar en el alboroto de la capital Argentina y del fin de nuestro viaje.
Luego fuimos a Buenos Aires en tren, y llegamos a la capital sin ningún punto de caída pero encontramos muy fácilmente un lugar donde alojarnos. Sin duda uno de los peores - si no es el peor hostal donde nos hemos quedado durante estos ultimos meses. Pero por lo menos esto nos motiva a salir y a descubrir esta ciudad y sus acentos profundamente europeos. El estilo arquitectural de la ciudad, mezclando hábilmente los estilos modernos y coloniales, recuerda obviamente la del viejo continente y Buenos Aires no falla en su reputación de "ciudad más europea de Sur América". ¡ Excepto por las notas de tangos y el acento muy particular de los argentinos, casi podríamos creer que ya estamos de vuelta en Europa ! Pero es tambien profundamente latina y probablemente una de las ciudades más animadas de Latino America y sin duda una de las más cosmopolitas en el mundo. Fundada hace más de 400 años, Buenos Aires concentra la vida intelectual, económica y política del país. Este pequeño trozo de Europa de las Américas, edificado en una pampa muy llana y vacía, aún conserva el encanto de una ciudad dónde el tiempo se habría fijado en los años 60. Y aunque la crisis que afectó al país al principio de los años 2000 todavía esté muy presente en la mente de la gente (o sobre las paredes recubiertas con grafitis de los bancos-búnkeres del barrio financiero), hoy en dia es más bien una ciudad dónde es agradable vivir. A lo largo de nuestros paseos descubrimos los diferentes barrios del centro histórico de la ciudad.
Recorremos primero las calles del barrio de Monserrat donde se encuentran la gran mayoría de los edificios importantes de Buenos Aires, en especial el palacio presidencial, la "Casa Rosada" que le debe su nombre a su color rosado obtenido gracias a una mezcla de cal y de sangre de buey. Las calles del barrio de San Telmo en cuanto a ellas recuerdan la gran época del colonialismo, aquí los edificios han sido perfectamente preservados y las pequeñas calles pintorescas aún son pavimentadas. Descubrimos allí los varios cafés antiguos así como las tiendas de antigüedades y los mercados de pulga que hicieron la fama del barrio. El contraste con el barrio adyacente de Puerto Madero, antiguo puerto vuelto obsoleto y readaptado en un barrio residencial muy moderno, es sorprende. Aqui se puede visitar una de las zonas verdes más grandes de la capital : "la Reserva Ecológica de Buenos Aires". Se encuentra en unos terrenos ganados sobre el Río de la Plata en los años 1970/80, vertiendo allí los escombros que resultaban de las muchas demoliciones que se han efectuado en la ciudad en el momento de la construcción de las autopistas y de las grandes avenidas. No es realmente un parque ya que que es apenas acondicionada, pero aquí la naturaleza retomó la ventaja sobre el Hombre y se apropió muy rápidamente este lugar donde hoy se pueden observar muchos animales locales y migratorios mientras que uno está en el centro de una de las más grandes ciudades del continente.
Actuando como perfectos turistas, visitamos tambien el barrio popular de La Boca, que se ha vuelto famoso gracias a su equipo de fútbol mundialmente conocido "el Club Atlético Boca Juniors" donde ha jugado Diégo Maradonna. Pero como nosotros no somos grandes fanáticos de fútbol, pasamos la visita de "la Bombonera" y nos dirigimos más bien hacia "El Caminito", gran centro turistico de Buenos Aires. Hay que ver las fachadas muy coloreadas típicas del barrio y los numerosos bailarines de Tango que se hacen fotografiar contra una propina. Pero el flujo de turistas y los comerciantes insistentes dañan un poco esta imagen perfecta y nos hacen dudar de la autenticidad del lugar. A la vuelta de una calle, mientras que salimos de los caminos mas recorridos y nos alejamos un poco de la zona turística, nuestras sospechas se confirman. De repente los habitantes se vuelven mucho mas simpatícos y el ambiente es menos oprimente que alrededor del Caminito. Estamos súper bien acogidos en un pequeño bar donde los clientes habituales estan sorprendidos al ver dos extranjeros sentados en su mesa y nuestros intercambios son mucho más sinceros por aquí. Allí es donde por fin descubrimos la historia completamente única de este barrio con sus barracas de chapa muy coloreadas. Influidos por las obras de Benito Quinquela Martín, un pintor enamorado de su barrio, los habitantes empezaron a pintar sus casas con colores todavía más vivos que los que Quinquela utilizaba en sus pinturas. En respuesta, el artista empezo entonces a decorar las calles de La Boca, particularmente el Caminito, de frescos y de esculturas. Los resultados de estos intercambios son esos sorprendentes decorados que rinden homenaje a Maradonna o a Carlos Gardel pero sobre todo a la vida popular del barrio.
Aunque despues de un rato nos empezamos a sentirnos bien en esta ciudad, Buenos Aires no es nuestro hogar y, después de haber pasado una semana recorriendo las calles de la capital argentina, por fin llego la hora de reempacar todas nuestras cosas en nuestras grandes mochilas y de tomar el avión en dirección de Francia dónde nos esperan familias y amigos. Y aunque tengamos prisa de verlos de nuevo, es con el corazón encogido que subimos al avión que nos lleva lejos de América del Sur y que marca el fin de esta aventura.
Luego fuimos a Buenos Aires en tren, y llegamos a la capital sin ningún punto de caída pero encontramos muy fácilmente un lugar donde alojarnos. Sin duda uno de los peores - si no es el peor hostal donde nos hemos quedado durante estos ultimos meses. Pero por lo menos esto nos motiva a salir y a descubrir esta ciudad y sus acentos profundamente europeos. El estilo arquitectural de la ciudad, mezclando hábilmente los estilos modernos y coloniales, recuerda obviamente la del viejo continente y Buenos Aires no falla en su reputación de "ciudad más europea de Sur América". ¡ Excepto por las notas de tangos y el acento muy particular de los argentinos, casi podríamos creer que ya estamos de vuelta en Europa ! Pero es tambien profundamente latina y probablemente una de las ciudades más animadas de Latino America y sin duda una de las más cosmopolitas en el mundo. Fundada hace más de 400 años, Buenos Aires concentra la vida intelectual, económica y política del país. Este pequeño trozo de Europa de las Américas, edificado en una pampa muy llana y vacía, aún conserva el encanto de una ciudad dónde el tiempo se habría fijado en los años 60. Y aunque la crisis que afectó al país al principio de los años 2000 todavía esté muy presente en la mente de la gente (o sobre las paredes recubiertas con grafitis de los bancos-búnkeres del barrio financiero), hoy en dia es más bien una ciudad dónde es agradable vivir. A lo largo de nuestros paseos descubrimos los diferentes barrios del centro histórico de la ciudad.
Recorremos primero las calles del barrio de Monserrat donde se encuentran la gran mayoría de los edificios importantes de Buenos Aires, en especial el palacio presidencial, la "Casa Rosada" que le debe su nombre a su color rosado obtenido gracias a una mezcla de cal y de sangre de buey. Las calles del barrio de San Telmo en cuanto a ellas recuerdan la gran época del colonialismo, aquí los edificios han sido perfectamente preservados y las pequeñas calles pintorescas aún son pavimentadas. Descubrimos allí los varios cafés antiguos así como las tiendas de antigüedades y los mercados de pulga que hicieron la fama del barrio. El contraste con el barrio adyacente de Puerto Madero, antiguo puerto vuelto obsoleto y readaptado en un barrio residencial muy moderno, es sorprende. Aqui se puede visitar una de las zonas verdes más grandes de la capital : "la Reserva Ecológica de Buenos Aires". Se encuentra en unos terrenos ganados sobre el Río de la Plata en los años 1970/80, vertiendo allí los escombros que resultaban de las muchas demoliciones que se han efectuado en la ciudad en el momento de la construcción de las autopistas y de las grandes avenidas. No es realmente un parque ya que que es apenas acondicionada, pero aquí la naturaleza retomó la ventaja sobre el Hombre y se apropió muy rápidamente este lugar donde hoy se pueden observar muchos animales locales y migratorios mientras que uno está en el centro de una de las más grandes ciudades del continente.
Actuando como perfectos turistas, visitamos tambien el barrio popular de La Boca, que se ha vuelto famoso gracias a su equipo de fútbol mundialmente conocido "el Club Atlético Boca Juniors" donde ha jugado Diégo Maradonna. Pero como nosotros no somos grandes fanáticos de fútbol, pasamos la visita de "la Bombonera" y nos dirigimos más bien hacia "El Caminito", gran centro turistico de Buenos Aires. Hay que ver las fachadas muy coloreadas típicas del barrio y los numerosos bailarines de Tango que se hacen fotografiar contra una propina. Pero el flujo de turistas y los comerciantes insistentes dañan un poco esta imagen perfecta y nos hacen dudar de la autenticidad del lugar. A la vuelta de una calle, mientras que salimos de los caminos mas recorridos y nos alejamos un poco de la zona turística, nuestras sospechas se confirman. De repente los habitantes se vuelven mucho mas simpatícos y el ambiente es menos oprimente que alrededor del Caminito. Estamos súper bien acogidos en un pequeño bar donde los clientes habituales estan sorprendidos al ver dos extranjeros sentados en su mesa y nuestros intercambios son mucho más sinceros por aquí. Allí es donde por fin descubrimos la historia completamente única de este barrio con sus barracas de chapa muy coloreadas. Influidos por las obras de Benito Quinquela Martín, un pintor enamorado de su barrio, los habitantes empezaron a pintar sus casas con colores todavía más vivos que los que Quinquela utilizaba en sus pinturas. En respuesta, el artista empezo entonces a decorar las calles de La Boca, particularmente el Caminito, de frescos y de esculturas. Los resultados de estos intercambios son esos sorprendentes decorados que rinden homenaje a Maradonna o a Carlos Gardel pero sobre todo a la vida popular del barrio.
Aunque despues de un rato nos empezamos a sentirnos bien en esta ciudad, Buenos Aires no es nuestro hogar y, después de haber pasado una semana recorriendo las calles de la capital argentina, por fin llego la hora de reempacar todas nuestras cosas en nuestras grandes mochilas y de tomar el avión en dirección de Francia dónde nos esperan familias y amigos. Y aunque tengamos prisa de verlos de nuevo, es con el corazón encogido que subimos al avión que nos lleva lejos de América del Sur y que marca el fin de esta aventura.
Ai, ai, ai. Ca fait un peu mal de réaliser que le voyage est terminé. Fini les beaux reportages, les belles photos. Mais votre histoire m'a beaucoup fait rêver. Merci pour m'avoir permis de participer à cet aventure devant mon ordi. Je vous aime, Maman Janny
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